Ya nada queda del edificio primitivo del Hospital Santillán, que funcionó allí hasta el 16 de agosto de 1962. Pero merece que se recuerde rápidamente la historia de sus comienzos. El 23 de octubre de 1898, el intendente Zenón J. Santillán (1850-1910) inició la construcción del Hospital de Mujeres "San Miguel", en la manzana de La Rioja, Lavalle, Bolívar y Jujuy. Hasta entonces sólo existía el Hospital Mixto "Nuestra Señora de las Mercedes" (hoy "Angel C. Padilla") inaugurado en 1882.
Los planos fueron obra del ingeniero Guillermo Rücker y los ejecutó el arquitecto Manuel Graña. En mayo de 1900, Santillán fue reelegido intendente municipal por tercera vez. Dos meses más tarde se enorgullecía de inaugurar el Hospital "San Miguel", en un concurrido acto que se efectuó el 9 de julio.
"La obra ha sido hecha exclusivamente con dineros de la Comuna, no haciéndose sentir casi la acción particular, y ha costado alrededor de 150.000 pesos", destacaba un elogioso artículo de la "Revista de Tucumán". Estaba destinado, decía, a "hacer honor, como obra arquitectónica, a la ciudad de Tucumán". Contaba con un gran adelanto para la época: una ambulancia, nada menos.
En cuanto a la inauguración, el diario "El Orden" subrayaba que "todo Tucumán ha tomado parte en esta fiesta". El local fue bendecido por el presbítero -luego obispo- Bernabé Piedrabuena, tras lo cual hablaron el intendente Santillán y el doctor Jaime R. Costa, por el Departamento Nacional de Higiene. Años después, con toda justicia, el Hospital fue bautizado "Zenón J. Santillán".
Los planos fueron obra del ingeniero Guillermo Rücker y los ejecutó el arquitecto Manuel Graña. En mayo de 1900, Santillán fue reelegido intendente municipal por tercera vez. Dos meses más tarde se enorgullecía de inaugurar el Hospital "San Miguel", en un concurrido acto que se efectuó el 9 de julio.
"La obra ha sido hecha exclusivamente con dineros de la Comuna, no haciéndose sentir casi la acción particular, y ha costado alrededor de 150.000 pesos", destacaba un elogioso artículo de la "Revista de Tucumán". Estaba destinado, decía, a "hacer honor, como obra arquitectónica, a la ciudad de Tucumán". Contaba con un gran adelanto para la época: una ambulancia, nada menos.
En cuanto a la inauguración, el diario "El Orden" subrayaba que "todo Tucumán ha tomado parte en esta fiesta". El local fue bendecido por el presbítero -luego obispo- Bernabé Piedrabuena, tras lo cual hablaron el intendente Santillán y el doctor Jaime R. Costa, por el Departamento Nacional de Higiene. Años después, con toda justicia, el Hospital fue bautizado "Zenón J. Santillán".